Una mañana de verano desde Venaus, en el Valle de Susa, sale una marcha que, después de recorrer 800 kilómetros en 15 días, llega a Roma.
A pie, en tren, en bici, la marcha, a baja velocidad, del movimiento NoTav sale del valle para dar a conocer sus motivos de oposición a la Alta Velocidad y los faraónicos proyectos de las llamadas Grandes Obras.
Por el camino los participantes encuentran personas, lugares, eventos y bandas de música; recogen los testimonios de muchas comunidades constreñidas a padecer decisiones a menudo inútiles, costosas o devastadoras del propio territorio. Se unen a otras caravanas que han salido de lejos a su encuentro. Decenas de documentos cargados en un carro-ricksaw, que viene llamado «il cartun d´le ribeliun», llegan a Roma y una delegación los entrega en el parlamento.
Es la historia de una utopía contagiosa que tiene su inicio en una concreta y extraordinaria experiencia de democracia participada, en una pequeño pueblo entre las montañas, y va encontrando, en el camino hacia Roma, las expresiones de una Italia que desea encontrar de nuevo el sentido de la comunidad y no se doblega ante el pensamiento único de éste modelo económico.